Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

domingo, 20 de diciembre de 2009

Un ERE en el belén


Mañana queremos empezar a poner el belén en casa, y, como estamos en crisis, las decisiones que hemos tomado son las siguientes:

Pastores. Para nadie es un secreto que en todos los belenes hay más pastores que ovejas, parece absurdo, pero siempre ha sido así. Por supuesto me veo obligado a deshacerme de todos, menos uno. Instalaremos pastores eléctricos (cercas electrificadas) con el fin de controlar a las ovejas, y, una vez instalado, se plantea la posibilidad de sustituir, en breve, al pastor por un perro con experiencia.

Personajes gremiales. Es sorprendente la cantidad de artesanos que puede haber en un belén: el herrero, el panadero, el de la leña, el carpintero (haciendo una desleal competencia a San José que se ha cogido baja paternal), el tendero,... y sin embargo es, también, sorprendente ver los pocos clientes que hay. La decisión que hemos tomado es despedir a todos los artesanos, es duro, pero no ha quedado otro remedio. En su lugar hemos contratado a un chino, que en un pequeño comercio fabricará y venderá todos los objetos que vendían los artesanos. Si el chino decide subcontratar 15 menores para sacar el trabajo es un tema en el que no nos debemos meter.

Posadero. El chino se hará cargo también de la posada. Además, últimamente habían llegado quejas de atención al cliente por parte de José y María... La posada podría funcionar con el sistema de cama caliente.

Lavanderas. Qué manía tienen en los belenes con lavar la ropa, con lo fría que debe estar el agua, con tanta nieve. Se suprimen los trabajos de lavanderas, que además eran ocupados siempre por mujeres. Cada uno se lavará su ropa en los ratos libres, potenciando así la equiparación de sexos en cuestión de tareas domésticas.

Ángel anunciador. Suprimidos casi todos los pastores, no tiene sentido la figura de un ángel anunciador. Se sustituye por un anuncio luminoso, en donde además podremos anunciar las ofertas del chino.

Castillo de Herodes. A Herodes le mantengo en su puesto, no es que haga mucho, pero manda, y no es cuestión de ponerse a despedir directivos. Soldados, me quedo con dos por razones de seguridad, (que bastante calentita está la zona) pero los externalizo. . Los contrataré por medio de Prosegur Castillos, para que me presten servicio como guardas de seguridad. Ahorro en costes fijos y gano en flexibilidad.

Paseantes varios. Es sorprendente ver la cantidad de personajes que abundan en un belén sin hacer nada, absolutamente nada. Todos despedidos. Esto lo teníamos que haber hecho hace tiempo.

Paseantes con obsequios. He observado que otro grupo de paseantes, algo menos ociosos, pero no mucho más productivos, se dirige hacia el portal con la más variada cantidad de objetos. Uno con una gallina, otro con una oveja, otro con una cesta, otro con un atillo (¿qué llevará el misterioso personaje del atillo?)... Puesto que todos tienen el mismo destino, organizaremos un servicio de logística, para rentabilizar el proceso. Despediremos a todos los paseantes, uno de ellos se quedará con nosotros por medio de ETT, y con ayuda de un animal de carga recogerá las viandas cada tres días y las acercará al portal...

Reyes Magos. Por supuesto con un solo rey es más que suficiente, para llevar el oro, el incienso y la mirra. Eliminamos dos reyes, dos camellos y los pajes. Posiblemente nos quedemos con el rey negro para no ser acusados de racistas, además es posible que quiera trabajar sin que le demos de alta. Tengo que estudiar, también, la posibilidad de dejar tan solo el incienso y vender el oro y la mirra a otra compañía, ya que debemos de reducir al máximo la inversión en regalos de empresa.

Mula y buey. La única función de estos animales es dar calor. Esta función será desempeñada por una hoguera, que gasta menos combustible. Realizaremos un assessment center con los dos animales, y el que lo superé trabajará como animal de carga en el servicio de logística antes citado.

San José y la Virgen María. Está más que demostrado que el trabajo que hacen ambos en el portal puede ser desempeñado por una sola persona, y evitamos dos bajas de maternidad/paternidad. Por razones de paridad nos quedamos con la Virgen María y, lamentablemente, tenemos que despedir a San José (con lo que había tragado el hombre en esta empresa).

El niño Jesús. A pesar de su juventud tiene mucho potencial, y además parece ser que su padre es un pez gordo. Le mantenemos como becario con un sueldo de mierda, hasta que demuestre su valía.

El belén queda pues de la siguiente forma: Un pastor, con ovejas en un cercado, un chino con un comercio/posada de 24 horas, Herodes y dos guardas subcontratados, un paseante, por ETT, con la mula (o el buey) haciendo repartos, el rey negro (ilegal), la virgen y el niño.

Va a ser más soso que otros años, pero me he ahorrado una pasta…

jueves, 17 de diciembre de 2009

¡Grrr!


Hace ya días que no escribo. Escribir es un ejercicio de repaso, de recopilación, de comunicación, de introspección –que fea palabra-, de ayuda, de queja, de demanda… Escribir es muchas cosas a la vez, y también una disciplina que asumir, con la que si no estás comprometido, puede convertirse en una tortuosa entrega.

Tengo que escribir de algo, de lo que sea, de lo que creo, de lo que se me antoja injusto, de lo que ha pasado y preveo pasara, de lo que han dicho o no dirán, de esto y de aquello, de los otros y de los de más allá…

A la primera llamada no faltan temas y esos te llevan a otros, y tirando de la cuerda llegas a la madeja, a las agujas, a los dedos, a las manos, a los sentidos. Me persiguen en los últimos días Aminetu, Moratinos y la Clinton, los monarcas, las mentiras, la ignominia, el abandono, que pasan perezosos y van aumentando la suma de los de ayuno y esa hambre en huelga, ¡que ridiculez!

El frío y la nieve nos sacan los colores. Carreteras cortadas, atascos, silencio imperturbable, blanco reverberante, silencio… estamos en pleno centro de la tormenta que nos ha pillado sin preparativos. Somos la región bananera por excelencia, que atraviesan todas las carreteras y gobiernan virreyes, que gritan ¡oh cielos, qué bienes!

¡Reventar la molleja! Eso es lo que voy a hacer el 24 con la cacerola, la voy a fundir a golpes. ¡Estoy harto! De que nos encojamos, de esconder la cabeza bajo el ala, del amén, de esta puta crisis y miserias que nos va a costar vencer, pero de las que saldremos –eso dicen- fortalecidos. En pelotas, pero fuertes.

Estoy harto de ver que lo ganan todo, que prometen que arreglarán nada, del engaño permanentemente instalado en todos los sitios, de las medias tintas, del habitual y soez truco del favor y del apaño.

Hoy corre un aire gélido y variable. Barre calles, tejados, árboles desnudos, campos yermos, laderas. Barre suciedades y se instala en los recovecos. Limpia, seca, desinfecta, preparando la vuelta de un nuevo ciclo. Pero no será el definitivo, no lo hay, es uno más, necesario para que esto siga el curso de un guión mal escrito, con faltas y abandonos.

No basta la dedicación y el empeño, no es suficiente con el tesón. Hay mucha gente que se afana en eso, duro, dale que te pego. No es bastante, y la mas de las veces, tremendamente estéril, ya que se está haciendo por causas baldías o simplemente por la pasta o por justificar un empleo o una absurda responsabilidad.

Mal vamos si los contenidos de los días y su devenir son los de un periodista pateado en un pub de madrugada, lo que dice la protectora de la cadena para la que trabaja, la comparanza de la manifa de los sindicatos “de clase” del pasado sábado con las que organizaba Panchito, las declaraciones de un saliente presidente futbolero que pasa a la política…

Mal vamos cuando cientos de plumillas, tertulianos, periódicos, radios y televisiones se afanan en mostrarnos un mundo distinto al que nos toca vivir día a día.

¿Qué pretenden con ello? ¿Cómo lograremos llevarles la contraria a los poderosos manipuladores que van delante?

viernes, 4 de diciembre de 2009

Hoy que estoy de buen rollito

Cerro Calderico, Consuegra (Toledo)

Dedicado a los manchegos y manchegas

- El manchego no se cae: se pega una costalá.

- El manchego no dice hola: te dice ¡yeee, hermoooosoo!

- El manchego no es goloso: es galgo.

- El manchego no se enamora: se pone borrico.

- El manchego no se lanza: sale flojo.

- El manchego no trata de convencerte: se pone cansino.

- El manchego no va sucio: lleva relejes.

- El manchego no se agacha: se amaga.

- El manchego no te llama la atención: te dice ¡Ande vas!

- El manchego no tiene amantes: tiene zagalas o mozas.

- El manchego no pide que lo lleven: pide que lo acerquen.

- El manchego no se impresiona: dice ¡La Virgen!

- El manchego no tiene lumbalgias: está arriñonao.

- El manchego no cotillea: es un bacín, luego bacinea.

- El manchego no hace recados: hace mandaos.

- El manchego no es un gandul: es mu peeerro.

- El manchego no pierde el tiempo: está perreando.

- El manchego no dice "no tardaré en venir": dice "vengo al contao".

- El manchego no te dice que estás equivocado: te dice "te paece queee" o "amos calla".

- El manchego para decir que sí no niega dos veces, niega tres: ¡No, ni na!

- El manchego no se enfada: se condena.

- El manchego no está gordo: está lustroso.

- El manchego no duerme: se queda traspuesto.

- El manchego no se va: sale arreando.

El autor desconocido dice que si no envías esto a todas las personas que creas que están orgullosas de ser manchegas: no volverás a probar las gachas, ni el pisto, ni los galianos ni un buen caldo patatas, y las cañas que te tomes no tendrán tapa. Además vendimiarás 5 o 6 meses al año a destajo y sin echarte el cigarrete ni ná.

martes, 1 de diciembre de 2009

La venganza del campo (II)


La sociedad -al menos la desarrollada- está convencida de que tiene la alimentación garantizada de por vida. Cada vez dedica menos porcentaje de su renta a comer, y ha interiorizado que los productos agrarios y ganaderos seguirán siendo abundantes, de calidad, sanos y, sobre todo, muy baratos. Por eso, minusvalora la importancia de la agricultura y los agricultores. En España y también en Europa. El discurso de los excedentes agrarios caló de tal forma en la opinión pública europea, que sus dirigentes se apresuraron a desmantelar la PAC porque les escandalizaba que fondos tan cuantiosos se dedicaran al sector primario, argumentando que la prioridad de la economía europea debería centrarse en exclusiva en los nuevos sectores tecnológicos. Y se quedaron tan contentos.

Los agricultores se han acostumbrado a verse relegados. Nadie parece acordarse de ellos. Son señalados como parásitos que viven de las subvenciones, que significan el retraso. Durante décadas, han sido despreciados, humillados, pisoteados. Los agricultores, empobrecidos hasta límites insoportables, tienen razón en sus protestas. Que estas líneas les sirvan de modesto apoyo. Para muchos, sector primario es sinónimo malicioso de elemental, primitivo, básico. La sociedad posmoderna ignora a los productores agrarios, a los que benignamente sólo tolera como cuidadores de un medio ambiente en el que solazarse. Pura curiosidad antropológica. El campo ha desaparecido del debate público y del modelo económico. Oímos a políticos y gurús desgañitarse en estrategias para la economía del futuro. ¿Alguien los ha oído alguna vez nombrar la agricultura? No.

Nadie parece reparar que la tierra disponible para la agricultura disminuye cada año, ni que el agua se le limita para destinarla a usos urbanos, turísticos e industriales. Las expansiones urbanas, de infraestructuras y de energías renovables se comen todos los años miles de hectáreas. Tan sólo en España, más de 250.000 hectáreas de uso agrario y de pastos han desaparecido bajo el hormigón en estos últimos 15 años. Menos tierra, menos agua, y unos precios ridículos para la mayoría de las producciones están teniendo como consecuencia que las producciones finales estén disminuyendo. Los excedentes agrarios europeos hace ya tiempo que se esfumaron. Pronto nos convertiremos en dependientes en materia alimentaria, si es que no lo somos ya. Tampoco esto parece preocupar a nadie. Siempre nos saldrá más barato -nos dicen- importar comida de países del Tercer Mundo, y venderles a ellos nuestra tecnología. ¡Necios! ¡Cómo olvidar el valor estratégico que posee la alimentación! Hablamos continuamente de seguridad y de reservas energéticas, por ejemplo, y olvidamos la suficiencia alimentaria. Ningún estratega contempla la hipótesis de la carencia. Pues se equivocan. Deberían considerarla como una posibilidad cierta y no tan distante en el tiempo.

Hace unos meses escribí para CincoDías el artículo La venganza del campo. Hoy lo continúo con la misma afirmación: más pronto que tarde, el campo se vengará en forma de escasez de alimentos, cuyos precios subirán de forma brusca e inesperada. Que nadie se queje entonces. Entre todos estamos incubando ese monstruo a base de desprecios y desdén. Europa puede sufrir desabastecimiento por la competencia con otras zonas que demandan ingentes cantidades de alimentos. Y no tendremos otra alternativa que pagar lo que nos pidan, porque entre todos hemos desmantelado nuestra capacidad productiva. Todos los alimentos -y digo bien todos- provienen del sector primario. Ni toda la química ni electrónica ha logrado producir ni un solo gramo nutritivo. Y tenemos que comer todos los días. No podemos permitir que el campo siga muriendo. Los precios deben reajustarse, y, en los planes económicos, el sector primario debe tener un peso propio.

El Instituto de Ingeniería de España dio voz a los ingenieros agrónomos para reivindicar una profesión que se revela imprescindible para un futuro inmediato. Con menos tierra, menos agua y con una energía más cara, tendrán que ingeniárselas para que no falten alimentos a una población creciente. Tarea harto difícil. La mejora técnica puede resultar insuficiente si las autoridades europeas no logran interiorizar la importancia estratégica de la agricultura. Que lo haga pronto. Si no, experimentaremos las duras palabras con las que encabezo este artículo en nuestras propias carnes y carteras.

Una Europa tecnológica y del conocimiento, sí, pero con su alimentación garantizada, también.