Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

domingo, 5 de diciembre de 2010

Cáncer y alimentación


Desde mitad del siglo pasado la incidencia del cáncer ha aumentado en todos los países industrializados, asunto que no puede justificarse únicamente por la mayor esperanza de vida de la población, y por lo tanto, de su envejecimiento.

Cuando se utiliza el término epidemia se hace en relación al aumento rápido del número de casos de una enfermedad, lo que en términos absolutos, no puede aplicarse en su conjunto a todos los tipos de cáncer, algunos de los cuáles se han reducido en las últimas décadas, como es el caso de los de estómago y otorrinolaringológicos. Sí se puede hablar, por el contario, de aumento de la incidencia y de epidemia, en los de mama, pulmón, cerebro, melanomas (piel) y linfomas, que siguen un patrón epidémico.

Muchas sustancias tóxicas presentes en nuestro entorno contribuyen a la aparición en un organismo de células cancerosas, y a su posterior evolución a tumor, en un proceso que se conoce con el nombre de carcinogénesis.

La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer de la OMS, indica en diferentes informes, que factores externos como el modo de vida y el medioambiente, pueden llegar a influir en un 80% de los cánceres.

El aumento del cáncer y su frecuencia en el mundo occidental desde la Segunda Guerra Mundial, son achacados por algunos investigadores, a tres fenómenos que han jugado un importante papel en su expansión:

  • La utilización en nuestra alimentación de grandes cantidades de azúcar refinado, cuyo consumo se ha disparado.
  • Cambios en los alimentos que utilizamos como consecuencia de las transformaciones que se han producido en los métodos agrícolas y ganaderos de obtención de ellos.
  • Exposición a una gran cantidad de productos químicos de síntesis que antes no existían.

Estadísticas sobre la alimentación en el mundo occidental revelan que el 56% de nuestras calorías proceden de tres fuentes que no existían en la época de desarrollo de nuestros genes:

  • Azúcares refinados (de caña, de remolacha, sirope de maíz, fructosa, etc.).
  • Harinas blancas (pan blanco, pasta blanca, arroz blanco, etc.).
  • Aceites vegetales (soja, girasol, maíz) y grasas hidrogenadas.

Estas fuentes carecen de las proteínas, vitaminas, minerales y ácidos omega-3 que necesita nuestro organismo para funcionar correctamente, y por el contario, alimentan directamente el crecimiento del cáncer.

El premio Nobel de Medicina del año 1931, el alemán Otto Heinrich Warburg, demostró que el metabolismo de los tumores depende en gran medida, del consumo de glucosa, que es la forma que adopta el azúcar en nuestro organismo cuando se digiere. De hecho, la prueba médica que se hace para detectar la presencia de cáncer, con el tipo de escáner llamado TEP (Tomografía por emisión de positrones), mide las zonas del cuerpo que más glucosa consumen, aspecto que muy probablemente se deba a la presencia de la enfermedad.

Mucha literatura científica señala que para protegernos del cáncer hay que consumir alimentos con índice glucémico bajo, reduciendo por lo tanto estrictamente, el consumo del azúcar procesado y de harinas blancas, entre otros. Aconsejan el consumo de pan multicereales elaborado de mezcla de harinas de avena, centeno, semillas de lino, etc., y así reducir, la asimilación de azúcares procedentes del trigo. Igualmente evitar el arroz blanco y sustituirlo por arroz integral, o por la variedad basmati. Para prevenir el cáncer se sugiere tomar verduras y legumbres (judías, guisantes, lentejas, etc.), que además de poseer índices glucémicos bajos, cuentan con potentes sustancias fotoquímicas que impiden el crecimiento del cáncer.

Los ácidos grasos omega-3 y omega-6 se denominan esenciales porque el organismo no puede fabricarlos, y la cantidad de ellos en nuestro cuerpo, depende directamente de su presencia en los alimentos que tomamos, y de lo que hayan consumido las vacas y los pollos que nos comemos. Si los animales se alimentan de hierba, la carne, la leche, los huevos presentarán equilibrio (1/1) de omega-3 y omega-6. Pero si comen maíz y soja el desequilibrio puede estar entre 1/15 y 1/40. Esta falta de equilibrio es lo que más ha cambiado en nuestra alimentación en los últimos 50 años, a favor de los omega-6, que son los causantes del almacenamiento de grasas, mientras que los omega-3, tienen que ver con el desarrollo del sistema nervioso, la reducción de la inflamación y la limitación de la producción de células adiposas.

Otro elemento que ha venido a empeorar nuestra alimentación en las últimas décadas ha sido la aparición de la margarina y las grasas hidrogenadas total o parcialmente. Las margarinas vegetales contienen aceite de girasol (con 70 veces más de omega-6 que omega-3), aceite de soja (7 veces más), etc. Determinados productos alimenticios industriales (galletas, postres preparados, patatas fritas, etc.), contienen todos grasas vegetales hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas, también llamadas trans, tratándose casi siempre de aceites de soja, de palma o de colza, que son aceites omega-6, que han sido alterados para permanecer en estado sólido a temperatura ambiente, cuando normalmente son aceites líquidos incluso dentro de un refrigerador.

Son aceites que no se estropean y son utilizados masivamente por la industria en la elaboración de alimentos que deben permanecer semanas o meses en los lineales de los supermercados. No existían hace 60 años, experimentando desde entonces, su producción y consumo una auténtica explosión.

Adaptado del libro Anti cáncer, una nueva forma de vida, de David Servan-Schreiber

jueves, 25 de noviembre de 2010

Vengo a lo de la prueba nuclear


La frase pronunciada en la sala de inyectados de un hospital que esperan resignados a que les toque su turno, a primera hora de la mañana, es para desternillarse de la risa, y más si es pronunciada con ese gracejo popular propio de los manchegos de La Mancha. No los añadidos, que hay muchos que no lo son, aunque los padres de la autonomía se empeñen en ello.

Este hospital general parece un ministerio de asuntos de guerra, siempre lleno de gente, trasegando de un lado a otro, esperando colas, sentados pacientes, con consultas abarrotadas. Cuando he llegado, bien tempano, ya estaba todo el pescado vendido… anda que pensé que iba a funcionar hoy la cosa mejor que otras veces.

Llegué un poco caliente, por el madrugón, por los casi doscientos kilómetros recorridos para llegar a sus verjas, por el rechazo a la mierda “nuclear” de contraste que te inyectan para la prueba semestral de marras, porque no quieres que te traten como a un borrego, porque te tienes que poner el pijama ese infame que te dan, en un servicio reducido, por donde pasa también la gente a hacer sus necesidades, porque sabes a la hora que entras pero nunca a la que sales, porque…

Por las noticias que he ido oyendo en la radio, esa gran compañera en viajes largos, además de medio de comunicación manipulado y creador de opiniones, hoy aparte de celebrarse el Día Contra la Violencia de Género, el run-run está en la intervención financiera en Irlanda y la reunión de zapatitos, mezcla de marketing y generadora de opinión, este sábado, con las treinta mayores empresas. Le dan por todos los lados, y no es para menos, ya que un Estado no se gobierna como una empresa, y del encuentro no se va a sacar nada en claro, aparte de declaraciones grandilocuentes, fotos y cuatro bobadas más.

Ayer escribía de buen rollito del sastre Baltasar, hoy tengo que hacerlo en tono cabreado de lo que nos está pasando aquí y en el exterior, por culpa del llamado eufemísticamente señor mercado, que es el de siempre, los ricos y poderosos, la banca, las multinacionales, frente a quien se doblegan liberales y socialdemócratas. El Estado del bienestar se derrumba por exigencia del capital. Luego está lo de la señora Trini, la flamante ministra de exteriores, que en el año 2003 exigía del gobierno de Aznar una declaración de compromiso con el pueblo saharaui, y que hoy es incapaz de condenar el genocidio que practica el reino alauita en los territorios ocupados del Sahara.

Es como llegar al hospital de mañana y espetarle al primero que te encuentre que vienes a lo de la prueba nuclear, lo normal es que salga corriendo y no pare, o que te mire de arriba abajo pensando de donde se habrá escapado este chalado.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La historia de Baltasar


Baltasar era el sastre de Valdepeñas de Jaén, pequeño pueblo serrano del sur de la provincia. Un día, él y su hijo Ricardo, ambos aficionados a los pájaros, capturaron una jilguera que amaestraron enjaulada.

Llegado el otoño la pájara escapó. A la primavera siguiente, comprobaron sorprendidos, que la jilguera había regresado, hizo nido y crió polluelos, que llenaron la sastrería de trinos y cantos.

Años después Baltasar murió y la jilguera estuvo todo el tiempo junto al finado hasta su entierro.

sábado, 25 de septiembre de 2010

TEORÍAS SOBRE EL 29-S


La Huelga General del 29-S no es sólo una huelga contra el gobierno, que lo es. Ni contra los empresarios, que también lo es. Nos enfrentamos a alguien más poderoso y sibilino, a alguien que no tiene rostro ni nombre, a alguien que no se sabe dónde está y que actúa bajo el pseudónimo de los “mercados”. ¿Cómo luchar contra alguien que no sabemos dónde está y que parece invulnerable?

En la Huelga General del 29-S no basta con parar la producción para hacer daño a un gobierno, a una empresa y a nosotros mismos -no lo olvidemos-. En esta ocasión hay que apuntar más alto, hay que apuntar al gran capital, a los mercados, a los que manejan los hilos. ¿Cómo? La respuesta no la sé, pero intuyo que en el único sitio donde les duele a esa gente es en la cartera. Así que esta vez no sólo basta con dejar de trabajar, esta vez lo que hay que hacer es parar el dinero, hay que conseguir que no se mueva ni un céntimo.
Varias ideas en este sentido…

PARAR

Esto es lo que se hace en una huelga. No se trabaja, está claro. Pero hay que ir más allá: ¡No se hace nada! Pero nada de nada, no se compra el pan -aunque haya pan-, no se lee el periódico, no se oye la radio ni se ve la tele, no se gasta electricidad más que la imprescindible, no se coge el coche, los niños no van al colegio, sólo se habla por teléfono o se usa internet si sale gratis, en definitiva… no se mueve un céntimo. Ese día se come lo que se tenga en la despensa, en la nevera o se ayuna. Es broma, tampoco hay que pasarse. Ese día, todos a chingar, que eso es gratis, a cantar, a bailar y a hacer deporte, sin pagar, nada de gimnasios.

Si alguien no quiere hacer huelga que no la haga, pero que ese día que no venda un clavel. Sin piquetes ni pollas. Que se queden todo el día con el negocio abierto, perdiendo dinero. En este aspecto, los pequeños empresarios, que son tan víctimas como los trabajadores en esta crisis, deberían apoyar la huelga.

El objetivo de esto es que se note que no se ha trabajado y sobre todo que se note que no se ha consumido. Las verdaderas huelgas del siglo XXI van a ser las revueltas de consumidores o mejor de anti-consumidores. Ya se verá.

Creo que se entiende la idea principal ¿no?, que no jueguen con nuestro dinero. Ese día se pueden hacer transacciones pero que estén fuera del flujo monetario. Yo te doy tres tomates, y tú, me ayudas a mover un mueble, por ejemplo.

DINERO

Bueno, esto es más serio. Aquí se trata de hacer un experimentito. Desde el inicio de la crisis hemos estado sometidos a los vaivenes de los “mercados" y sus juegos. Que si falta de liquidez, que si activos tóxicos, que si falta de confianza, que si exceso de gasto público y privado, que si la abuela fuma, etc. También hemos visto como han reaccionado los gobiernos ante ellos: ayudándoles en un primer momento y después plegándose a sus exigencias. Hemos visto que juegan duro y que si pueden van arramplar con todo. Hay que pararlos.

El día de la huelga no, el día antes o dos días antes, hay que retirar dinero de nuestras cuentas. Repito: nuestro dinero -por si alguno piensa que es algo ilegal o inmoral-. Sí, vamos a ver qué pasa, aunque sólo sea por curiosidad. Vamos a retirar una parte significativa de nuestros ahorros. No digo que saquemos todo el dinero que tengamos, pero algo que se note. Tampoco vamos a tener en casa un millón de euros, pero si mucha gente saca bastante dinero y lo retiene en sus casas, digamos durante cinco días, creo que se notaría. A lo mejor es divertido ver cómo reaccionan los “mercados". Y seguro que van a ser divertidas las excusas que nos ponen en el banco para que no lo saquemos.

Por supuesto que esta medida como más efecto tendría es si se hiciera a nivel global en toda Europa. Entonces sí que se iba a notar en la bolsa. Así que sería interesante que esta idea rulase por ahí ya que en Europa va a ser un día de protesta aunque no de huelga.

Habría que hablar de cuánto dinero inmoviliza cada uno. Pero bueno eso me parece más personal, la cuestión es que lo hagamos muchos, os invito a que propaguéis esta idea si os parece buena. Lo dicho, que estén los mercados financieros con un poquito menos de dinero durante unos días, y si alguien necesita dinero, que se lo pida a un amigo.

TOMAR LA CALLE

Bueno, ya hemos quedado que el 29-S no trabajamos y no consumimos. ¿Qué hacemos pues? Pues nos vamos de paseo.

Ese día cogemos a nuestros niños, una mochila con unas manzanas y una bota de vino y nos vamos a pasear por el centro de la ciudad. O quedamos los amigos que hace mucho tiempo que no vemos en algún sitio y nos echamos unas risas.

También sería un buen día para ir en bici por el centro de la ciudad, ya que hemos dicho que ese día no se usa el coche. Lo importante es que se vea que la calle es nuestra y que si hay alguien trabajando -perdiendo dinero y tiempo-, nos vea con envidia. Por supuesto que se puede ir a las manifestaciones de los sindicatos, pero eso no es lo más importante. Lo importante es que se vea que hay vida en la ciudad pero que no hay actividad económica. Lo importante es que al día siguiente podamos decir lo bien que nos lo pasamos ayer y que en los medios de comunicación -otros de los que habría que hablar-, al día siguiente, sólo puedan poner imágenes de gente pasándoselo bien. Sólo eso, esa es mi manera de tomar la calle.

Bueno, con esto termino mis homilías. Supongo que he tenido un éxito arrollador a tenor de las respuestas que estoy recibiendo. Pese a ello, os rogaría a cualquiera de vosotros que estéis como yo (un poco, o un mucho mosqueados con cómo va el tema), que mováis estas ideas por ahí. Y bueno, si os llega alguna información interesante me la mandáis. Un saludo y perdón por ser tan brasas.

Anónimo tomado y corregido de la Red

domingo, 19 de septiembre de 2010

Putos cojos


Con esta ruda expresión expliqué, en mi intervención en defensa de la Ley de la Memoria Histórica, el pasado mes de diciembre, en el Congreso de los Diputados, cuál era nuestra posición ante ella: durante años había existido una diferenciación ofensiva entre los caballeros mutilados del bando vencedor y los putos cojos de los vencidos.

Con mi expresión quería rebatir al entonces portavoz del PP, Zaplana, que llenó su discurso de lindezas sentimentales y hasta sacó a Azaña y a Indalecio Prieto de su terrible exilio para presentarlos como figuras que intentaron resolver el problema de las dos Españas. Ante tanto cinismo hacía falta mucha capacidad de contención, cuando uno ha leído el texto del franciscano confesor de la prisión de Zaragoza, o el magnífico libro de Jesús Aguirre en el que, pueblo por pueblo, saca a la luz los fusilados y tirados al borde de las cunetas. En la “incruenta” Rioja.

La ley, que salió con una amplia mayoría, sólo servía, hasta hoy, como un refrendo de que se podía seguir adelante en las excavaciones, pero poco más. Garzón, ese juez siempre enfrascado en temas delicados, ha puesto la guinda sobre esa ley y ahora las Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica podrán reclamar los ficheros y archivos encerrados bajo demasiadas llaves. 90.000 fusilados merecen justicia, reclaman justicia. Y no más putos cojos en ningún bando.

JOSÉ ANTONIO LABORDETA, 03 Sep 2008


viernes, 20 de agosto de 2010

Conservas almohades

"Campana solitaria, crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca, caracola terrestre, en ti la tierra canta". Homenaje a Pablo Neruda- TANIA CASTRO

Una mesa sin vegetales es como un hombre sin sabiduría, dice el proverbio árabe; y por esta y otras mil razones, los seguidores de Mohamed al-Kathib al-Baghdadi dieron por cubrir sus mesas con toda suerte de frutos de la tierra, entre los que por supuesto se encontraba la berenjena. Los lectores que allá por el año 1226 estudiaron el recetario personal de dicho gastrónomo, su Kitab al-Tabikh, pudieron comprobar que la cocina iraquí se alimenta a sí misma, ya que la mayoría de los vegetales conocidos en aquellos luminosos años de la cultura oriental tienen en aquella región su origen y asiento. Esa suerte de paraíso terrenal que forman las tierras donde confluyen el Éufrates y el Tigris ya llamó la atención de los ideólogos de la Biblia y otros libros sagrados, que colocaron allí a nuestros primeros padres para que pudiesen satisfacerse, sin más que alargar la mano, con toda suerte de frutas y frutos.

La alta cocina emplea las semillas de la berenjena para hacer caviar vegetal

Los almohades conocen, pues, la berenjena, y traen esta solanácea a la Península a partir del 1200, transformada por fórmulas complejas, de las que muchas han quedado en nuestra tradición. Las cuecen y las fríen, las rellenan de especias y de huevos, sirven como soporte a las carnes del cordero en sus guisos al horno, en las que intercalan pequeños trozos de carne con otros del fruto, más cebolla y ricas hierbas. Y también las anegan de vinagre para mejor conservarlas y comerlas durante largo tiempo, de forma similar a las que ahora son famosas de Almagro, que se cuecen y se adornan con limón, hinojo y perejil, para después ser sumergidas largo tiempo en el vinagre y consumidas en cualquier ocasión como aperitivo.

Pocos años después de la Reconquista ya se recogía en nuestros tratados al uso la forma de condimentar las berenjenas, herencia de los vencidos hasta en el nombre. Las berenjenas a la morisca se cocían y exprimían de sus aguas, para después ser picadas a cuchillo y sofritas en un buen tocino -o aceite que sea dulce, porque los moros no comen tocino- "y desque sean bien sofreídas ponlas a cocer en una olla y échales buen caldo grueso y la grasa de la carne y queso rallado que sea fino, y a todas culantro molido" y después de torneadas, cuando la cocción esté a punto de concluir "pornás yemas de huevos batidos con agraz", que como sabemos es el jugo de la uva sin madurar.

La berenjena, en su camino a la modernidad gastronómica, no se desentiende de sus orígenes; tanto es así que en la famosa letrilla que Baltasar de Alcázar dedica a uno de sus platos favoritos, la berenjena sigue adornándose con el queso: "Tres cosas me tienen preso / de amores el corazón: / la bella Inés, el jamón / y berenjenas con queso". Terminando: "Y está tan fiel en el peso, / que, juzgado sin pasión, / todo es uno: Inés, jamón / y berenjenas con queso".

Aunque ahora, pura sofisticación, de nuestro fruto solo aprecia la alta cocina las semillas que contiene, que transforma en caviar vegetal sin más que asarlas y mezclarlas con ajo picado, tomillo, curry y mayonesa, lo cual no deja de ser una vuelta a la tierra que la vio nacer.

El País, 19 agosto 2010

martes, 17 de agosto de 2010

Escenas veraniegas


Este hospital en verano es distinto, la cosa va más relajada, será porque en agosto la mayor parte de la gente está de veraneo, hasta los pacientes, salvo los abueletes del sintrom, la sala de análisis, que no se por qué siempre registra llenazo en hora punta de ocho a diez, y yo, que como sabéis soy asiduo, con unos cuantos frentes abiertos permanentemente y en lucha continua. Hasta faltan médicos y especialistas, que como es lógico, también tienen derecho a tomarse unos merecidos días de asueto.

Las salas de espera aparentan otras, hay menos jaleo que de costumbre, el personal paciente parece algo más ordenado, más aseado y hasta educado. No pasa lo mismo en la sala de espera de las intervenciones y pruebas rápidas, ya sabes, todo eso que acaba en –oscopia, y que es un juego médico que consiste en introducir por cualquier orificio corporal todo tipo de tubos, cámaras y bisturíes a la caza de cosas raras que habitan y crecen en nuestro interior. En estas salas da igual la época del año que sea, los sudores fríos y calientes recorren cuerpos trémulos, inquietos y pendientes de cualquier detalle, hasta que en la puerta batiente –tipo salón del Oeste-, que da acceso a los quirófanos, aparece una bata blanca que pronuncia tu nombre y que te hace saltar como un resorte. Yo he visto salir corriendo a gente que no ha podido más y se ha ido, ha renunciado en el último minuto, después de horas de espera en el borde del precipicio. Probablemente esa sea la puerta más odiada y temida del hospital.

También están los que han venido ya de vacaciones, y por supuesto tienen que contar sus batallitas y aventuras; los que lucen bronce y lo pasean con garbo por pasillos, escaleras y ascensores; el personal de suplencias que se nota que no ha cogido el aire o no le conviene por aquello de quedar bien y coger puntos; también están los curritos de siempre, los que cumplen con su cometido, los que no se escaquean…

También está ese pedazo de tío –debe medir por lo menos dos metros y pesar sus ciento veinte kilos-, que arrastra el carrito desvencijado de los historiales. No sé cómo se las apaña para, pasillo por pasillo, recoger y distribuir las bolsas de los expedientes, que deben volver al archivo o estar disponibles para las consultas del día siguiente. Me lo imagino manejando el mío, que abulta más que un saco de 50 kilos, con papeles, informes y pruebas acumuladas desde hace tres años, que nadie consulta y que podrían estar en otro sitio, y acordándose de mis muelas cada vez que tiene que manejarlo. No es fácil, y además, un peligro no contemplado seguramente en la prevención de riesgos laborales. Es un hombre eficaz dónde los haya, y mejor que no te lo encuentres en ningún pasillo, pues puede preguntarte mirándote a los ojos: ¿usted es el 156.810?, y claro quedar descubierto al instante.

También están los del catering del bar, toreros donde los haya por los capotazos y aguante que tienen cuando todo el mundo quiere que le atiendan a la vez. Por favor, un poquito de tranquilidad. Monumento aparte al que elabora la tortilla de patata de los pinchos y bocatas, siempre igual, siempre con el mismo punto, sabor, textura, consistencia… Las chicas de las cajas, que igual te hacen un roto que un descosido, ya que además de cobrar al céntimo, te venden la prensa diaria, la del corazón que en estos sitios tiene mucho tirón, unas chuches o cualquier otra cosa de tapadillo…, que nunca se sabe.

También debe haber mucha gente anónima, que nunca ves pero que sabes que están ahí, haciendo lo que saben. También están los que has visto sólo una vez, y te dices, esa cara la conozco yo, pero no te atreves a más, no vaya a ser que metas la pata, y el presunto conocido te diga, si hombre si, tú eres el de las vacas y la leche. Acabáramos.

Los mostradores de citaciones tienen en verano otro rollito, no parece -número en mano-, que estés en la cola de la pescadería o chacinería de una gran superficie, esperando te toque el turno. Hasta los volantes de citaciones, para no faltar a la época, llevan una leyenda que dice “agenda veraniega”, como si la de ahora, llevara incorporada algún extra propio de la estación. Te reciben en las consultas en bermudas, con camisas floreadas, con alegres tocados…, para quitar tensión y relajar el ambiente.

A la que hace tiempo que no veo es a esa señora, que tocada con gorro hospitalario y con el dedo en la boca y en actitud avisadora, te recuerda por las paredes que estás en un hospital y hay que guardar silencio. Han quitado su foto porque nadie hacía caso, y su grácil cabeza ha sido sustituida por carteles informativos con los derechos y deberes de los pacientes, que como tampoco se cumplen los quitarán dentro de nada, y los sustituirán por otros nuevos en los que cualquier empresa rara, certifica que este centro cumple con las normas y exigencias de calidad sanitaria y derechos del paciente, y así bla, bla, bla…

Fíjate por donde el verano me está haciendo que le coja algo de aprecio al hospital, si se puede expresar así la cosa, en estos términos, como si se tratara de una persona. Ya no lo veo con esa inquina que me embarga cuando paso por delante de paso a otro lado. El verano está suavizando esa fea estampa. Cada vez me acuerdo menos de las cosas desagradables que me han pasado dentro de sus paredes y plantas, y más de lo que me gusta en verano. Me estoy volviendo tonto y blando, sí, pero seguiré yendo al servicio de atención al paciente a reclamar. A lo mejor mañana mismo después de la –oscopia que me toca, voy a quejarme de lo que sea y comprobar cómo están los servicios mínimos. ¡Cielos, otra vez este por aquí!

domingo, 8 de agosto de 2010

La sonrisa de la regidora



El cabrón del Cojo se la soltó así tal cual si se iba a presentar a las próximas, a lo que ella sonriente respondió que depende de lo que dijera el partido…, pero que lo más probable es que sí. Verla trajeada ahora, en la churrería por la mañana con ropas del día a día, en camiseta estampada con lemas protestatarios de caminos y fincas, da igual, es la china de la sonrisa.

Seguramente sabe que el partido no existe, que lo que ella llama así es esa caterva de trajeados y acólitos que hoy han venido a cortar la cinta, a pasearse por entre los visitantes y expositores, a hacer declaraciones insustanciales a la tropa de medios desplazados para la ocasión, a robar el protagonismo a los protagonistas, y que luego se irán por el mismo sitio por donde han venido, sin más pena que gloria, dejando ese regusto de encabronamiento que te tienes que tragar por guardar unas formas, que ellos mismos, los del partido no saben mantener y han instituido-prostituido.

El asunto es que antes de ir a comer, a pocos metros del lugar del convite y buscando una sombra donde cobijar el coche de los rigores de la estación, una estampa tercermundista y real, a la vista de todos, al pie de la carretera, me golpeó y se hizo presente en un momento interminable: varias cuadrillas de hindúes, hombres y mujeres, vestidos con ropas sucias y ajadas, se afanaban sudorosos en cuclillas o sentados en cajas, entre pilas de manojos de ajos, cortando troncos y raíces, a pleno sol inmisericorde, sin protección, rodeados de polvo y desechos, ante la mirada indiferente de los escasos transeúntes de la hora.

Un año más llegando las fechas de la zafra ajera vuelve a suscitarse el asunto de la contratación de trabajadores inmigrantes para las labores de campo y corte. Una vez más vuelven a reaparecer viejos problemas de alojamiento, irregularidades, declaraciones y cruce de acusaciones. Se volverán a desmantelar asentamientos ilegales, se controlarán trabajadores sin papeles, se abrirán expedientes, se impondrán sanciones y multas…
La china sonríe y procura pasar de lado y no hacer mucho ruido, es un argumento feo, que da titulares que restan, que no interesan a su futura carrera que depende de lo que diga el partido, que probablemente sea que sí.

Este año todo el mundo está contento, o por lo menos debería estarlo, pero no es así. Van dos de bonanza en lo que a precios se refiere, después de otros tantos de ruina y dificultades que han dejado profunda huella. En este sector cuesta mucho más sobreponerse a la adversidad, que festejar el éxito. Hoy nadie se fía y esa suspicacia se nota en el trato, en el humor, en la forma de afrontar el futuro inmediato, en las conversaciones nocturnas al fresco, en los bares a la hora del café.

Es verano, hace mucho calor, el sol a las cinco de la tarde cae aún con rigor, es hora de volver. Paso de nuevo junto a los paquistaníes que ahora, a la sombra de varios árboles, se arremolinan agitados en torno a un todo terreno en cuyo interior hay dos personas con trasiego de papeles, anotaciones y sobres. Continuo mi camino, recuerdo la sonrisa de la regidora y con zozobra eso de que el partido proveerá.

domingo, 18 de julio de 2010

Migas 11 de julio


La decisión de preparar unas migas se gestó en cuestión de minutos, aunque luego los arreglos llevaron algún tiempo más, sobre todo por el asunto del pan, que lo compramos con días de antelación para que estuviera en su punto de dureza adecuado para el desmigado.

La cita para la degustación el domingo 11 de julio, festividad de San Benito y final de la Copa del Mundo de Futbol. Encontrar el pan no fue tarea difícil. El conseguido no era el más apropiado, le faltaba harinosidad y esponjosidad a la miga, pero era lo que teníamos. Dos panes redondos de medio kilogramo, que a unos abundantes cien gramos de pan por comensal son diez raciones copiosas de migas sin aditamentos, pese a las continuas dudas de Marga de que no eran suficientes.

El domingo 4 de julio compramos los dos panes en una panadería cerca de San Honorato, no sabíamos aún que la selección de futbol iba a ser finalista del mundial. Los guardamos en unas bolsas de plástico y así estuvieron hasta el viernes siguiente, fecha en la que ya habían adquirido la dureza y textura apropiada.

Tengo que reconocer que es la primera vez que hago todo el proceso de preparación y “guiso” de migas, ya que hasta ahora he colaborado en otras preparaciones, pero sólo en el remate final, seguramente lo más fácil y público. El secreto indiscutible de unas buenas migas está en el “guiso” previo, y en ello, la Chispita es artista, y a ella recurrí para que me diera sus trucos y medidas, que seguí a pies juntillas. Estamos hablando de unas migas modernas, “evolucionadas” que dirían los entendidos, poco que ver con la tradicional y humilde composición de pan picado, humedecido con agua y sal y rehogado en aceite muy frito, con algo de ajo y pimentón.

Todo eso y más. Primer secreto: El homogéneo y buen desmenuzado del pan, de ahí la expresión “hacerse migas”, destrozarse. Segundo secreto: el “agua” humedecedora y su dosificación. A medio litro de agua se le añaden dos o tres dientes de ajo pelado, una cucharada sopera de pimentón dulce, otra de orégano, un pimiento dulce italiano troceado y sal al gusto. Se tritura todo bien, quedando un caldo ligero de color rojizo y olor penetrante, que será utilizado para humedecer las migas, de tal forma que sea aportado poco a poco, a puñados, removiendo con las manos y evitando que se apelmacen. Así van cogiendo humedad, color y sabor. Hay que hacerlo tantas veces como sea necesario. Cuando la miga comience a pegarse en los dedos y palmas de las manos, hay que parar, dejarlas reposar y volver a repetir la operación, si se precisa, unas horas más tarde. Las migas reposaran en un barreño tapadas con un trapo que mantenga la humedad.

Se lo comenté a Carlos y dijo que él no se las perdía, que iría a probarlas aunque ya hubiese quedado de tenderete romeril con unos colegas. Respiré tranquilo cuando tras degustarlas dijo que estaban muy buenas. Conoce las migas por su madre, que si no me equivoco, es de orígenes conquenses. También aprecia unas buenas gachas, y la rica, simple y sabrosa caldereta de cordero…

Sigo con el asunto. Tenemos las migas desmenuzadas, mojadas y salpimentonadas, “guisadas” ya, apartadas y protegidas bajo un paño. Ahora toca decidir los caprichosos acompañantes. Decido que sea panceta de cerdo, chorizo, pimientos verdes, uvas, melón y huevos. Frío en primer lugar en aceite de oliva virgen extra, como un kilo y medio de pimientos verdes de la variedad dulce italiano, a mi entender los mejores para freír. Los voy sacando de la sartén, sin escurrirlos mucho y sazonándolos por capas. En un poco de aceite nuevo frío ligeramente medio kilo de panceta cortada en trozos pequeños y aparto. En ese mismo aceite frío trescientos gramos de chorizo cortado en rodajas de un dedo de grosor, que aparto y guardo.
En una sartén grande, de paredes altas o en su lugar, un caldero profundo se ponen 250 cl. de aceite en el que se sofríen, sin llegar a quemar, unos dientes de ajo machacados con piel hasta que aromaticen la grasa. Se sacan. En ese mismo aceite bien caliente, se vuelcan las migas y se fríen sin parar de remover, cuidando no se peguen ni apelmacen. Cuando se estima que ya han alcanzado el punto de rehogo, se añaden la panceta y el chorizo y se mezclan. Se apartan y dejan reposar unos minutos, antes de dar cuenta de ellas.

Lo normal es que todos los comensales, alrededor de la sartén o caldero vayan sirviéndose, metiendo la cuchara y comiendo. Para la ocasión, servimos las migas en plato, adornándolas con pimientos fritos, uvas negras, trozos de melón picados y rematadas encima con un huevo frito. Hacía un día caluroso con la calima africana sobre la cabeza y la presión de la hoya lagunera. Lo menos apropiado para degustar el plato calórico de marras del que no obstante dimos buena cuenta, sobrando alguna ración para la merienda. Dijo Andrés luego, que estaban mejores, y Ainhoa, que la avisáramos para las próximas.

Después ya sabemos lo que pasó… triunfo trabajado de la roja frente a los tulipanes con gol del de Fuentealbilla y desborde de alegría.

miércoles, 7 de julio de 2010

Por las mañanas, nada más despertar...


Sorpresas te da la vida, como decía la canción. Son las que yo me he llevado en pocos días, con los vaivenes y cambios en la gente. Hoy San Fermín. En la península temperaturas de asfixia, con los termómetros cerca de los cuarenta grados en algunas zonas del interior, entre otras, Toledo y Ciudad Real. Hoy también día para la épica futbolera. España-Alemania de semifinales del Mundial, ¿revancha? La máquina locomotora contra el vagón de cola. La cabeza fría y dura contra el arte colectivo. No pudo ser una final hispanohablante. Ayer cayó el Uruguay contra los Países Bajos. Me gusta más este nombre que el de Holanda.

Por las mañanas, nada mas despertar, empiezas a ceder ante los demás. A través de pequeños gestos y renuncias aceptas las imposiciones de lo que te rodea. Pequeños guiños y detalles, te marcan las actuaciones y decisiones individuales.

Estos días han pasado en raro. Te extrañas de la inesperada frialdad que ocupa el calor de una anterior y cercana relación. Del aparente e inexplicable temor que se dibuja en las caras y gestos de esas personas. ¿Qué ha pasado en tan poco tiempo? No hay explicación, no hay razones. No puede haberlas, nada ha pasado para ello.

Tan raros como la climatología que nos acompaña, siempre gris, siempre nublado. Tiempo no obstante calmo, el mismo que antecede a las grandes tempestades y cambios. ¿Qué pasará?

Pasará todo y quedará el poso de los residuos. Nada más. Ahora ya te empiezas a dar cuenta de que tú mismo y la gente más próxima olvidan los principios, argumentos e ideas más recientes, aquellos que han sido el hilo conductor de nuestra vida y relaciones. Permanentemente, y de forma didáctica, es necesario ir punteando con la palabra cual hilo, cosas que no se pueden desprender y perder de nuestro acervo. Es bueno para nosotros como recordatorio de nuestra frágil memoria, y de conocimiento para aquellos hijos que nos oyen de nuevas.

Por las mañanas, nada más despertar…

martes, 22 de junio de 2010

Partido Popular, ¿el partido de los trabajadores?


Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL, 14 de junio de 2010

Este artículo presenta datos sobre la situación de la clase trabajadora (la evolución de las rentas del trabajo como porcentaje de la renta nacional, de los beneficios empresariales versus los costes del trabajo, del déficit de gasto publico social per capita entre España y el promedio de la UE-15 –incluyendo el gasto publico social en prestaciones a la vejez-, de las pensiones, y de la pobreza entre los ancianos) durante el periodo de gobierno del PP (1996-2004). Puesto que el Sr. Mariano Rajoy ha indicado que seguirá las mismas políticas que siguió Aznar, que -según él- sacó a España de la crisis anterior, es importante conocer las consecuencias que tales políticas tuvieron sobre la clase trabajadora, cuyos intereses tal partido dice ahora querer defender.

Existe una percepción generalizada en la cultura mediática y política del país de que España es un país de clases medias, es decir, un país en el que la mayoría de la población es, y se define como clase media. En esta visión, la estructura social de España consta, por un lado, de los ricos y, por el otro, de los pobres, y entre los dos polos están las clases medias. A veces se utiliza otra terminología y se habla de clases altas, clases medias y clases bajas.

Esta visión de la estructura social es, sin embargo, profundamente ideológica, promovida por el pensamiento neoliberal que ha contagiado a la mayoría de sensibilidades políticas del país. La evidencia científica, ignorada sistemáticamente por los mayores medios de información y persuasión, es que en España y en los países desarrollados a ambos lados del Atlántico continúan existiendo clases sociales, mejor definidas por la terminología científica, utilizada por todas las mayores tradiciones sociológicas del siglo XX, es decir, burguesía (en EEUU se llama Corporate Class o clase empresarial), pequeña burguesía (llamada clase media de renta alta en EEUU), clase media y clase trabajadora.

Y cuando se pregunta a la población a qué clase pertenece, hay más personas (en todos los países de la OCDE donde se ha hecho esta pregunta) que se definen como pertenecientes a la clase trabajadora que a la clase media. Es interesante, por cierto, que estos porcentajes varían según la cultura política dominante en el país. Así, en países de cultura socialdemócrata como los países escandinavos (los países, por cierto, más ricos de Europa), el porcentaje de la población que se define como clase trabajadora es mayor que en los países de cultura conservadora o liberal, como EEUU o el Sur de Europa. Pero incluso en éstos hay más ciudadanos que se consideran miembros de la clase trabajadora que de la clase media.

La otra observación que merece hacerse es que en general los partidos liberales y/o conservadores utilizan más la expresión clase media que los partidos de izquierda, aún cuando hay excepciones. Y estos días estamos viendo un cambio significativo en España. Mientras el gobierno socialista continúa haciendo referencia a los sacrificios necesarios que tiene que hacer la clase media (asumiendo, erróneamente, que son la mayoría de la población) para salir de la crisis, el Partido Popular ha comenzado a utilizar la expresión de clase trabajadora, llegando incluso a definirse como el partido de los trabajadores. Una metamorfosis política, no carente de oportunismo político. El PP quiere subrayar que el PSOE está cambiando su compromiso tradicional con la clase trabajadora, abandonándola no sólo en la terminología utilizada en su discurso, sino también en sus políticas públicas. El descenso de los salarios de los trabajadores y empleados públicos y la destrucción de empleo (que tiene lugar como consecuencia de la reducción del empleo y gasto público), así como la congelación de las pensiones, ha sacado a la luz una serie de vulnerabilidades del Partido Socialista Obrero Español, que el PP intenta utilizar presentándose como el auténtico defensor de los trabajadores, medida oportunista e inteligente, que de ser exitosa le supondría su victoria electoral, deseada, por cierto, por la mayoría de los medios de información y persuasión de mayor difusión en España.

El punto débil de tal estrategia es la propia experiencia que tal Partido tiene en su periodo de gobierno (1996-2004). El hecho de que el dirigente de tal partido, el Sr. Mariano Rajoy, haya indicado que, para salir de la crisis, el PP llevará a cabo las mismas políticas que utilizó el gobierno Aznar (que –según Rajoy- sacaron a España de la crisis económica anterior) muestra la gran vulnerabilidad de su nueva definición como partido de los trabajadores, puesto que de la evaluación de aquellas políticas es difícil (en realidad imposible) llegar a la conclusión de que el PP fuera el partido que defendiera los intereses de aquellos que se ganan la vida a base del trabajo. Veamos los datos.

El primer dato, que el PP muestra a su favor es el descenso del desempleo durante le periodo 1996-2004. Pero se olvida que la calidad de la mayoría de puestos de trabajo creados fue baja, desaprovechando la oportunidad de crear mejores puestos si se hubieran seguido políticas públicas distintas. El gran crecimiento en la creación de empleo en aquellos años se centró en la construcción, consecuencia del boom inmobiliario dirigido por el complejo bancario-sector inmobiliario-industria de la construcción, que se convirtió en el eje del crecimiento económico del país. Este complejo, que el PP estimuló con sus políticas fiscales y económicas (mediante, entre otras medidas, la desregulación del suelo y de los mercados de trabajo, su reducción de impuestos de las rentas del capital y rentas superiores y su dependencia en la inmigración escasamente regulada), tuvo un impacto enormemente negativo en la economía española, pues absorbió gran cantidad de recursos que tenían que haberse aprovechado para crear mejores puestos de trabajo, con mayor productividad y mejores salarios. En realidad, durante el periodo 1996-2004, la masa salarial descendió, con lo cual las rentas del trabajo como porcentaje de las rentas totales del país bajaron espectacularmente. Pasaron de representar el 66% de la renta nacional al 61%, el mayor descenso (después de Alemania) de las rentas del trabajo en cualquier país de la UE-15. Los datos muestran que las políticas del PP favorecieron mucho más a la clase empresarial que a la clase trabajadora, pues las rentas del capital y las rentas superiores se dispararon a costa de las rentas del trabajo. Los beneficios empresariales vieron aumentar sus beneficios netos un 73% (más del doble de la media de la UE-15, que fue un 33%), mientras que los costes laborales aumentaron durante el mismo periodo un 3,7% (cinco veces menos que en la UE-15, un 18%). Estos datos muestran claramente que el PP, aplicando las mismas políticas que propone desarrollar ahora, fue el partido, no de los trabajadores, sino de los empresarios. No hay ningún cambio en sus propuestas que pudiera llegar a resultados distintos, justificando su autodefinición de Partido de los Trabajadores.

Pero continuemos mirando los datos. Y analicemos la evolución del gasto público social por habitante durante el periodo 1996-2004 (mandato del supuesto Partido de los Trabajadores). Este gasto es el gasto que sostiene el estado del bienestar español, es decir, las pensiones, la sanidad pública, la educación pública, los servicios sociales públicos y otros servicios públicos que determinan en gran manera el bienestar y la calidad de vida de las clases populares, y, muy en particular, de la clase trabajadora. Pues bien, según los datos del Eurostat, la agencia estadística de la Unión Europea, España, que tenía ya entonces el gasto público social por habitante más bajo de la UE-15, vio aumentar todavía más el enorme déficit de gasto público social que tenía con el promedio de la UE-15 durante el periodo 1996-2004. España en 1996 se gastaba 1.904 euros estandarizados (es decir, euros modificados para que pueda homologarse su capacidad de compra con la de los países de la UE-15) por habitante menos que el promedio de la UE-15. Al final del mandato del supuesto Partido de los Trabajadores (2004), tal déficit social aumentó a 2.243, el mayor déficit que cualquier país tuviera con el promedio de la UE-15. La causa de ello es que el gobierno Aznar, bajo la dirección económica del Sr. Rodrigo Rato, además de bajar los impuestos, transfirió fondos de las áreas sociales al presupuesto general del Estado (a fin de reducir el déficit del presupuesto del Estado), de manera que cuando, por fin, se consiguió (según dijo Aznar) alcanzar el equilibrio de las cuentas del Estado, ello se había hecho a costa del estado del bienestar español, como más de un líder europeo le recordó. Cuando el Presidente Aznar, sacando pecho, se mostraba orgulloso ante sus colegas de la UE-15, de no sólo haber reducido el déficit del estado por debajo del 3% del PIB, sino de haberlo eliminado, más de un dirigente europeo le señaló que el gigante económico español (el PP repitió hasta la saciedad que éramos la octava potencia del mundo) se había construido, no sólo con salarios bajos, sino también con un estado del bienestar poco desarrollado. El gigante económico tenía pies de barro sociales.
El crecimiento del déficit del gasto público social por habitante en relación con la UE-15 fue también muy acentuado en el capítulo de gasto público en prestaciones a la vejez (que incluyen las pensiones). Tal déficit aumentó de 690 euros estandarizados por habitante a 782. Ello contribuyó al aumento de la pobreza entre los ancianos, que subió durante su mandato de 14% a 30% (Eurostat, 2010) hecho que invalida su profesión de defensores, no sólo de los trabajadores, sino también de los pensionistas. Por cierto, la derecha catalana, CIU, apoyó todas las políticas públicas a las cuales hago referencia.

El problema que tienen, pues, las derechas es que si se supieran todos estos datos, su credibilidad sería fácilmente cuestionada. La suerte que tiene es que la sensibilidad neoliberal que predomina en la mayoría de medios de información y persuasión de nuestro país, hace que estos datos sean escasamente conocidos. Y ahí está uno de los mayores problemas que tenemos en España: la falta de diversidad ideológica en la mayoría de medios de mayor difusión. Consecuencia de ello es que muchos trabajadores y pensionistas no relacionan el crónico deterioro de su situación con las políticas neoliberales del PP (reproducidas, en ocasiones, por los equipos económicos de los gobiernos PSOE). Tales medios tienden a dar mayor visibilidad a temas religiosos o nacionalistas que movilizan a sectores de la clase trabajadora que apoyan al PP, ocultando su responsabilidad en el deterioro económico y social del país. El crucifijo y las banderas siempre han sido utilizados por las derechas para movilizar a los trabajadores y pensionistas en contra de sus intereses.

domingo, 23 de mayo de 2010

El ajo, medicina naturista


El ajo (Allium sativum) es una planta cultivada que pertenece a la familia de las liliáceas, condimento alimentario usado desde tiempos inmemoriales y con profundas raíces en las tradiciones, las costumbres, la gastronomía y la cultura popular. Su origen es incierto, aunque mayoritariamente se considera oriundo de Asia, desde donde se extendió a toda Europa, y desde aquí hacia América, tras la conquista.

También es una planta profusamente utilizada en farmacopea, que goza además de la consideración de sanalotodo, no habiendo seguramente enfermedad o mal que no tenga alivio con una pequeña dosis de ajo. Sin embargo, algunas de las bondades que se le atribuyen, todavía no han sido corroboradas científicamente, como es en el caso del supuesto aumento de los niveles de colesterol bueno en la sangre, aspecto que aún no ha sido probado a partir de estudios clínicos con personas.

Contiene nutrientes como el calcio, hierro, magnesio, manganeso, fósforo, sodio, potasio, selenio, zinc, vitaminas B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina), B5 (ácido pantotéico), B6 y C.

La aliina –farmacológicamente inactiva e inodora-, es la sustancia más importante presente en el ajo, constituyendo el 0,24% del peso total. Al cortarse o machacarse un diente de ajo esta sustancia entra en contacto con la enzima alinasa transformándose inmediatamente en otra molécula, la alicina, altamente volátil y causante del característico fuerte sabor y ligero picante del ajo.

La alicina, como se verá más adelante, tiene numerosos efectos benéficos. No obstante, la cocción del ajo destruye este compuesto, pero da paso a la liberación de otros diferentes, como la adenosina y el ajoeno, que poseen cualidades anticoagulantes y, se supone, reducen el nivel de colesterol.

Tradiciones y leyendas

Amuleto y aura mágica para repeler el mal de ojo; con poderes contra la oscuridad y todo lo que se oculta en ella. Látigo de brujas, demonios y vampiros sedientos de sangre…, hasta la misma muerte es derrotada por la sola presencia del ajo, que también por mor de su olor espanta a muchos humanos de a pié, un aroma singular que lo impregna todo, y prevalece cual colonizador, sobre los sabores de los restantes alimentos.

En Egipto era consumido por los esclavos que trabajaban en la construcción de las pirámides, ya que se le atribuían propiedades fortificantes y revigorizantes.

Durante los tiempos de la Grecia y Roma antigua, era consumido principalmente por soldados, navegantes y campesinos. Los gladiadores eran muy aficionados a su consumo por las propiedades excitantes de la libido que se le atribuían.

En la Edad Media ya se usaba con fines terapéuticos, generalmente para combatir enfermedades bacterianas.

Durante la Primera Guerra Mundial se empleó como antiséptico externo para desinfectar heridas cuando no se disponía de los antisépticos habituales.

Las virtudes del ajo

Sus propiedad antibióticas fueron comprobadas y verificadas a finales del siglo XIX, posteriormente se produjo el descubrimiento del componente básico del ajo, la aliina, de la que se deriva como se ha indicado anteriormente, la alicina, cuyo poder bactericida fue descubierto a mediados del pasado siglo.

Actualmente, científicos japoneses prueban sus efectos sobre pacientes con lumbago y artritis, mientras en la India, se están desarrollando estudios para demostrar que el ajo tiene un efecto preventivo en el desarrollo de la arteriosclerosis y de la tensión arterial alta (hipertensión).

Es eficaz como antibiótico, combatiendo numerosos hongos, bacterias y virus; en el control de enfermedades cardíacas, ya que reduce el bloqueo de las arterias; reduce la presión arterial y el colesterol; incrementa la liberación de insulina por parte del páncreas en la sangre; controla los daños causados por la arterioesclerosis, con la formación de placas y el reumatismo.

También se relaciona con la prevención de ciertos tipos de cáncer, y el tratamiento de cuadros de estrés y depresión. Se sabe que el ajo es un antidepresivo por excelencia, debido a que aumenta enormemente la vitalidad, y por consiguiente la calidad de vida. Mantiene la mente despejada y lúcida.

La virtud antihipertensiva del ajo –uno de los problemas de salud más importantes en los países desarrollados-; y de la actividad cardiaca y disminuidora de los riesgos de ataques cerebrales, está perfectamente demostrada: la alicina tiene como principal compuesto el sulfuro de hidrógeno que facilita la distensión de las membranas celulares vasculares disminuyendo de este modo la presión sanguínea y favoreciendo la circulación y el transporte de oxígeno mediante la hemoglobina de los glóbulos rojos a los órganos y, por consecuencia, implicando una menor fatiga (estrés) para el corazón;

Hace la sangre más fluida, con lo cual previene la formación de trombos y coágulos. Regula -debido al efecto vasodilatador descrito-, la tensión arterial, disminuyendo el número de latidos cardiacos, de ahí que prevenga anginas e infartos. Los compuestos presentes en el ajo mantienen la presión sanguínea baja, y tienen efectos similares a los de ciertos medicamentos betabloqueantes para el tratamiento de la hipertensión, como así se ha podido comprobar en investigaciones desarrolladas con pacientes, en los que la administración de ajo, redujo de media la presión sistólica entre 4 ó 5 puntos y la distólica entre 2 ó 3.

Se ha puesto en duda la capacidad del ajo para reducir el colesterol LDL (lipoproteína de baja densidad o "colesterol malo") en la sangre y la formación de placas arteriales; aunque sí posee una acción sobre las plaquetas, por lo que se desaconseja el consumo de suplementos de ajo si no es bajo responsabilidad médica ya que éstos o su ingesta excesiva puede afectar la correcta actividad de la coagulación.

Actúa favoreciendo la disminución de glucosa en la sangre por lo que conviene a los diabéticos.

En la artrosis, osteoporosis, reumatismo, al favorecer la eliminación de residuos tóxicos de las articulaciones y aumentar la microcirculación con el consiguiente aumento de nutrientes y minerales al hueso y articulaciones, buenos para el aparato locomotor.

Se ha demostrado científicamente que las personas que ingieren ajo no son picadas por los mosquitos, esto se debe a que somos capaces de digerir y/o metabolizar la sustancia activa que repele a los mosquitos, que posteriormente transpiramos a través de la piel.

También se usa el ajo en vía tópica para combatir las verrugas, además de ser también un eficaz vermífugo por vía oral. Hay una larga tradición de uso en la medicina herbaria, que ha utilizado el ajo para la ronquera y la tos.
Aumenta el funcionamiento de la glándula tiroides, por lo cual está indicado en la obesidad y el hipotiroidismo.

Favorece la secreción de corticoides internos por las glándulas suprarrenales, de ahí la clave de todas sus propiedades, pues ya se sabe que la medicina utiliza los corticoides en procesos alérgicos, problemas pulmonares, reumatismos.
Fortifica las defensas frente a cualquier clase de infección (bacterias, virus, hongos, parásitos).

Estimula el funcionamiento renal y ayuda a eliminar toxinas.

Nuestra modesta aportación a la Ciencia

Investigaciones en desarrollo desde hace unos años realizadas por la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, han permitido determinar que la aplicación a determinadas dosis de extracto liofilizado de ajo morado, primero en animales de laboratorio, y luego, en pacientes de cáncer de próstata produce disminuciones importantes de células cancerosas.

Las investigaciones han permitido constatar que el extracto de ajo tiene efecto sobre el crecimiento invitro de la bacteria Helicobapter pylori causante de la úlcera gastroduodenal, y corroborar los efectos positivos ya descritos, sobre la disminución de la tensión arterial, las propiedades anticoagulantes, antibióticas y antitumorales.

Los estudios también han arrojado resultados sobre los efectos vasodilatadores que tiene en el cuerpo cavernoso del pene humano, con resultados similares a los obtenidos con el fármaco Viagra.

Cuándo y cómo consumir el ajo

En la cocina y gastronomía mediterránea el ajo forma parte afortunadamente de numerosos platos y guisos, a pesar de los detractores que también tiene, y que le acusan de que su potente sabor enmascara y empobrece el de otros alimentos.
En nuestra alimentación la recomendación es que se haga uso de él a diario y en estado crudo: por ejemplo añadiéndolo a las ensaladas, untándolo en pan tostado, o en salsas como el ajoaceite (alioli).

El ajo posee diferentes propiedades dependiendo si se consume en crudo o cocido, aunque en crudo es como mantiene intactas todas sus cualidades.

Para una dosis de un diente al día, y en personas que lo toleran o digieren mal, es aconsejable que se corte en trocitos pequeños, que pueden ingerirse sin masticarlos, con un poco de agua. El mal olor de boca que se produce tras su ingesta en crudo es mitigado por el zumo de naranja, la manzana o unas hojas de menta.

Otra opción son las perlas, cápsulas o extracto de ajo, cada vez más utilizados en medicina alternativa. Cualquiera que sea la forma elegida, y siempre que se haga con fines medicinales, lo aconsejable, es consultar con el médico antes de utilizarlo ya que no remplaza ningún tratamiento.

Además, aunque es un producto natural, debe consumirse con cuidado. En exceso puede causar alergias, afectar a quienes tienen problemas de coagulación o provocar bajas de tensión.