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miércoles, 21 de diciembre de 2011

UE-Marruecos: Un acuerdo contra el sector hortofrutícola español


Los Tratados comerciales son acuerdos suscritos entre dos o más países o grupos. A través de ellos se establece un modelo de relaciones en los intercambios comerciales entre los firmantes, afectando a aspectos varios como por ejemplo, los derechos de aduana a pagar por los productos que se exportan e importan entre los actores; el control de fronteras; los bienes sujetos a preferencias en los intercambios, etc.
Por lo general, los tratados comerciales tienden a facilitar la libre circulación de bienes y servicios entre las partes, siendo fruto de años y largas negociaciones ya que deben ser sometidos a toda una serie de análisis y estudios de impacto.
Actualmente está en discusión bastante avanzada el Acuerdo entre la Unión Europea y el Reino de Marruecos sobre medidas recíprocas de liberalización del comercio de productos agrícolas, productos agrícolas transformados, pescado y productos de la pesca, que es rechazado mayoritariamente por el sector hortofrutícola comunitario.
Repercusiones agrícolas del acuerdo de libre comercio UE – Marruecos
En general se considera que este Acuerdo traerá consigo peligros e impactos negativos para la agricultura europea con pérdida de renta para los productores, y en particular, perjuicios para el sector hortofrutícola español que puede asistir en los próximos años a un desmantelamiento de parte de sus estructuras, ante la imposibilidad de competir con un modelo de producción como el marroquí, que nada tiene que ver con el europeo, ya que la agricultura magrebí no está sujeta al cumplimiento de los mismos estándares sanitarios, fitosanitarios, medioambientales, laborales, etc. que se cumplen en Europa.
Qué dice el Parlamento Europeo (PE)
A partir de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, el PE asumió un nuevo papel al poder aceptar o rechazar los acuerdos comerciales que negocia la Comisión Europea y en la negociación de dichos acuerdos.
La inclusión de la política comercial entre los temas que decide el PE puede tener consecuencias muy importantes y será decisivo para la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación entre la UE y Marruecos, ya que antes del Tratado de Lisboa, este Acuerdo ya hubiera entrado en vigor, mientras que con las nuevas atribuciones del Tratado, es obligatorio que el PE emita su dictamen.
De momento el PE ha exigido a la Comisión Europea que deje de hacer concesiones al negociar acuerdos comerciales internacionales, que puedan repercutir negativamente sobre la agricultura comunitaria, y critica el pacto alcanzado recientemente con Marruecos, afirmándose que la UE es demasiado generosa en sus acuerdos comerciales.
Además insta al ejecutivo de la UE a dejar de "subordinar los intereses agrícolas a los de los sectores industrial y de servicios". Considera que no se debe abrir más el mercado comunitario a las importaciones de productos agrícolas, sin garantizar una compensación a los agricultores de la UE por sus pérdidas.
El PE indica que en el marco de la Ronda de Doha, la UE ha realizado una "oferta extremadamente generosa" respecto al sector agrícola, sin obtener concesiones equivalentes por parte de sus socios. Por ello, pide a la Comisión que exija reciprocidad en cuestiones como la reducción de las ayudas agrícolas internas "que distorsionan el comercio".

El PE expresa su preocupación ya que en las relaciones comerciales entre la UE y Marruecos sigue sin haber correspondencia y equilibrio, pues mientras los mercados europeos se han abierto casi por completo a las importaciones del país magrebí, algunos productos agrícolas de la UE siguen sujetos a cuotas.
Asimismo pide que se desarrollen negociaciones por sectores agrarios afectados.
Situación del debate en la actualidad
La Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural ya alertó mediante opinión efectuada ante la Comisión de Comercio Internacional del PE, durante el verano de 2011, de los efectos nocivos de este Acuerdo que permitirá a Marruecos liberalizar un 45% el valor de las importaciones de la UE, mientras que por parte de la Unión, se liberaliza el 55% de las importaciones de Marruecos.
Para la Comisión de Agricultura este Acuerdo impactará negativamente sobre las áreas especializadas en la producción de hortalizas de la UE, con importaciones de productos hortofrutícolas desde Marruecos, que no cumplen las mismas normas europeas en materia de protección del medio ambiente, las condiciones laborales y sindicales de los trabajadores, la seguridad alimentaria, etc., constatándose igualmente grandes diferencias sanitarias y fitosanitarias entre los productos magrebíes y los europeos.
La Comisión de Agricultura más allá de argumentos económicos y comerciales, valora también la violación sistemática de los derechos humanos en Marruecos, supeditando la firma de cualquier Acuerdo a un respeto efectivo de estos derechos.
Asimismo, la Comisión de Agricultura del PE apoya que se exija a las importaciones unos estándares más elevados en cuanto a condiciones medioambientales, bienestar animal y sanidad de plantas y animales, con el fin de asegurar una justa competencia de estas importaciones y asegurar la protección del consumidor. También estima que habría que aumentar los controles en frontera e investigar los métodos de producción que se aplican en los países exportadores.
La Comisión además de otras consideraciones expresadas, pide al PE la denegación de aprobación del Acuerdo.
Por otro lado, la Comisión de Comercio Internacional del PE ya ha oído el proyecto de resolución legislativa presentada por José Bové, ponente del Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea Miembro, en la que se pide también la denegación de aprobación del Acuerdo.
En el informe se habla de que las negociaciones en curso de llegar a buen puerto permitirían entrar en una segunda fase de liberalización del comercio agrícola y pesquero entre la UE y el Reino de Marruecos, cuyos antecedentes se remontan al año 2000 en el que se firmó el primer Acuerdo de asociación.
En la exposición de motivos, a groso modo, se indica que este Acuerdo potencia un tipo de agricultura industrial altamente capitalizada a expensas de la agricultura familiar; el aumento de las cuotas de importación de una amplia gama de frutas y hortalizas a tipos reducidos (tomate, berenjena, calabacín, naranjas, clementinas, fresas, y también ajos y melones), que coloca a nuestras producciones en una situación difícil, ya que ese tipo de ventajas y facilidades a Marruecos no va a suponer el desarrollo equilibrado de su agricultura.
Hace mención el ponente a aspectos vergonzosos de la competitividad de las frutas y hortalizas magrebíes, cuyo principal factor en la composición de los precios, son los bajos salarios que reciben los trabajadores agrícolas de Marruecos de 5 €/día, o según recoge UNICEF en sus informes, en la persistencia del trabajo infantil, “con una mayoría de niños en edad escolar que corren el riesgo de verse sometidos a explotación económica, a través de tareas que se les encomiendan en la artesanía, la agricultura…”.
No puede haber acuerdo comercial con Marruecos mientras no se ataje y luche mediante políticas adecuadas el trabajo y la explotación infantil.
También aborda la falta de fiabilidad del sistema de precios de entrada de frutas y hortalizas que son incumplidos sistemáticamente, en especial para el tomate fresco, permitiéndose a los operadores la reducción del pago de derechos de importación. Refiere que el sistema de cupos de exportación es gestionado en Marruecos por una estructura nacional que favorece a los grandes grupos de exportadores de capital mixto (principalmente de Marruecos y Francia), y que el 70% de las exportaciones del país magrebí está en manos de tres grupos, por lo que la agricultura familiar no tiene cabida en este entramado.
Denuncia grandes operaciones especulativas realizadas por agentes financieros que buscan anticiparse y posicionarse ante la UE, como la concesión de una superficie de 700.000 hectáreas al sur de Marruecos para desarrollar plantaciones de cítricos, olivos y hortalizas.
Finalmente el ponente reclama que por parte de la Comisión Europea se realice un estudio detallado de los impactos sociales, medioambientales y económicos que acarreará el Acuerdo, con el que el Parlamento pueda decidir con pleno conocimiento de causa.
La Comisión Europea a través de John Clarke, Director de Asuntos Internacionales II, de la Dirección General de Agricultura, Unidad B, ha comparecido también ante el PE para refutar algunos de los argumentos expresados en párrafos anteriores, negando por ejemplo la afirmación de que las beneficiarias del Acuerdo sean las multinacionales, y si por el contrario los agricultores pequeños, que se han dirigido por carta a la UE pidiendo su ratificación. Clarke se ha permitido incluso la licencia de defender abiertamente la agricultura de Marruecos y criticar la comunitaria. Este “defensor de los intereses comunitarios”, en una reunión de la Comisión de Agricultura del PE en el mes de marzo, cuestionó la seguridad de las frutas y hortalizas españolas en comparación con las marroquíes.

Sobre la utilización de mano infantil la Comisión Europea informa que Marruecos ha firmado casi todas las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo y que se trabaja duro para mejorar la situación laboral.

Rebatió igualmente algunos datos de consumo de agua necesarios para la producción de un kilo de tomate, rebajando de 100 litros la cantidad a 47 litros, cifra que está en consonancia de los consumos de la UE de 45 litros. Como descargo hacia Marruecos afirmó que en la UE para producir 1 kilo de carne de vacuno se necesitan 15.000 litros de agua.

Negó la existencia de fraude en las importaciones de tomate, en contra de la opinión de la Oficina de Lucha contra el Fraude (OLAF) que va en sentido diametralmente opuesto. También se habló sobre la inclusión del Sáhara y sus producciones en el acuerdo, afirmando la Comisión que el acuerdo se aplicará al territorio de Marruecos y que el Sahara según la ONU es territorio administrado por Marruecos. La Comisión Europea afirma que rechazar el acuerdo pondría en peligro las relaciones con el Magreb convirtiéndose en la mejor defensora de Marruecos en la UE.

El Acuerdo actualmente en vigor entre la UE y Marruecos, según fuentes del sector español, ha provocado la destrucción de 12.500 empleos en las zonas productoras de tomate. Si este Acuerdo es renovado y ampliado corremos el riesgo de que el daño se traslade a otras producciones hortofrutícolas, puesto que en Protocolo se establecen grandes concesiones no sólo en hortalizas sino también en frutas como la uva de mesa, albaricoque, melocotón y nectarina, productos que hasta ahora no habían sido objeto de concesiones.

Cuando este artículo llegue a los lectores ya se habrá producido (8 de diciembre) el debate en Comisión de Comercio sobre el proyecto de informe del Ponente y la presentación de enmiendas posterior. La votación en Comisión de Comercio está prevista para el 25-26 de enero de 2012 y la votación en el Plenario del Parlamento en febrero de 2012. Si el acuerdo es ratificado, entrará en vigor en abril de 2012, y supondrá la total liberalización del comercio de frutas y hortalizas frescas y transformadas entre la UE y Marruecos.