Laura López Bonilla, nadadora de aguas abiertas.
Desde la nada vuelvo a empezar,
Vuelvo a caer, no en el vacío como la primera vez.
Llevo la mochila cargada de experiencia y trucos para hacer más
resistible el viaje.
Conozco algunos recovecos y meandros del camino
No he empezado todavía y ya quiero exhausto saborear las
mieles del éxito
Que la suerte me acompañe! La necesitaré a raudales
No sé cuánto tiempo precisaré y si transcurrido será
suficiente
Es lo mismo
Volverán los días a la sordina, al frío que taladra los
huesos,
Al hielo que recorre y quema las venas, a las madrugadas
destempladas,
A los espasmos y tiritones de muerte, a las nauseas e
inapetencia,
Al abatimiento y al miedo mal compañero y polizonte de viaje
Por el rabillo del ojo veré el cimbreo de la rama de laurel
que se agita
Con los vientos y corrientes de los días cambiantes,
El tramado nido de jilguero habitado por una cabecita,
Que aguanta las acometidas salvajes de los aires variables.
Y cuando todo se vuelva quieto, oiré el piar de las crías
reclamado pitanza
Escucharé otras historias y nuevos paisajes vendrán a mis dilatadas
pupilas,
Alojadas en cuencas doloridas, pero seguiré estando ahí,
Percibiendo en el silencio de la estancia cualquier ruido y
sonido,
Imaginando, sintiendo que todo bulle alrededor, que sigo
vivo y
Voy ganando y así será hasta el final